domingo, 24 de abril de 2011

FIESTAS DE PRIMAVERA EN MURCIA...










EN EL BANDO DE LA HUERTA


¡Qué espléndidas son las rosas

que adornan tu cabellera!
¡Qué bien copias los colores
que refulgen en la huerta:
el rosa en tu cara, el verde...,
en el refajo que llevas!


¡Anda erguida en tu carroza
anunciando primaveras
y pregonando lo grande
que aún en Murcia nos queda:
espíritu y costumbres buenas,
trabajo y resignación,
la paz y alegría a espuertas!

¡Vuelve tus ojos vivaces
a aquellos que te contemplan
y escríbeles un recuerdo
con tu sonrisa de perlas!

¡Avanza, mi huertanica,
sobre ese mar de cabezas,
con tu mantón de Manila
y ese tu porte de reina,
que eres compendio y resumen
de la gracia y la belleza
que acumuló Dios aquí
en la gentil Murcia nuestra!


VIEJA HUERTANA

En la puerta de su casa,
al tibio sol mañanero
una ancianita se peina,
coquetería y espejo.

Unas manos temblorosas
en sus torpes movimientos
pasan el peine con maña
por unos copos de pelo.

Alguna jaculatoria
se escapa en un bisbiseo
entre los dientes postizos
con sonoro tableteo


Es una vieja huertana
nacida en mil novecientos,
en su barraca de adobes,
de alábegas y jilgueros.

En mil novecientos quince
cumplía sus quince cielos,
con más encanto y perfume
que las flores de sus tiestos.


En mil novecientos veinte,
¡qué brillantes sus ojuelos,
qué torneadas caderas
y qué andares tan ligeros!

En los años de la guerra,
la plenitud de su cuerpo,
la hermosura cincelada
de su rostro sin secretos,
y los hijos que pedían
pan duro ya que no tierno.

El transcurrir de los años
va dejando sedimento,
aunque la niña de quince
es más mujer y más cielo,
que belleza no es tan sólo
unas líneas y unos senos,
sino también un espíritu
de bondad y sentimiento.

Por eso me gusta ver
mi huertanica y su espejo,
pues aunque no tenga dientes,
pestañas ni contoneo,
es una gloria divina
lo que ella guarda por dentro,
en su casita de adobes
entre canarios y tiestos.



MOZAS HUERTANAS.

Tendría que ser joyero
para entender bien de joyas,
y valorar los quilates
que estas niñas aprisionan.


Tendría que ser músico
para dibujar en solfa
la melodía que sale,
hecha cristal de sus bocas.


Tendría que ser pintor
de antigua escuela barroca,
para plasmar la belleza
que en rostro y senos aflora.

¡Si al menos fuera poeta,
para esculpir en estrofas
cuanto yo admiro, pasmado,
cuanto yo veo en vosotras!

¡Ni músico, ni joyero,
ni aún vate de poca monta,
para poder ensalzar
lo que mi espíritu adora!



Así que os veré, callado,
con mirada tierna y boba,
y que mis ojos os digan
lo que no puede la boca.


Poemas de José Antonio Martínez Gil (Huertano)





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viernes, 15 de abril de 2011

De José Antonio Martínez Gil-- a la Semana Santa.




PROCESION DE LOS COLORAOS

Procesión de raigambre y justa fama,
a pátinas del tiempo, resistente,
que en modo singular y llanamente,
la de Los Coloraos, el pueblo llama.

Ferviente, el rezo humilde al Cielo clama,
mirando el paso incierto del doliente
Cristo de Bussy, al que de forma ardiente
la gente, aquí, con devoción aclama.

Ayer, portantes de los Pasos eran
padres y abuelos, con andar sereno,
los hijos, hoy, hasta que, ancianos, mueran.

Filas de penitentes, rojo pleno,
se alargan por las calles cual si fueran
venas rotas del Cristo Nazareno.





PROCESIÓN DEL VIERNES SANTO.

De primera mañana, en los albores,
viste su procesión de Viernes Santo,
de intenso lila y fervoroso llanto
la Murcia de la luz y de las flores.

Tras las trompetas, suenan los tambores
con fuerte poderío que es espanto,
y las imágenes, que son encanto,
exhiben, con el sol, sus esplendores.

Procesión, en los siglos, persistente,
orgullo y devoción de los murcianos
y elogio proverbial de toda gente.

Admiración de expertos y profanos,
pues Salzillo, inspirado y muy sapiente,
tomó una gubia angélica en sus manos.










domingo, 10 de abril de 2011

ABRIL de José Antonio Martínez Gil





ABRIL.

Ya viene por la senda el mes de abril,

y tú, que eres la rosa más temprana,

lo mismo que las flores, ¡a reír!

Para el surco esponjado, lluvias mil,

y al cielo desbordado, mil raudales

de gozo, huertanica, para tí.

(JOSE ANTONIO MARTINEZ GIL- Huertano)





FIESTAS DE ABRIL

¡Huertanica laboriosa,
con sol de Murcia en tu cara
y rumor de acequia honda
en la voz de tu garganta!
Quiero verte en la ciudad
cuando bajen la Fuensanta,
dándole escolta a la Virgen
y cantando entusiasmada.

En la procesión del Viernes
yo te veré emocionada,
con alguna lagrimica
entre plegaria y plegaria.

En el Bando de la Huerta
he de verte sonrosada,
con esos ojos inmensos
que a los luceros apagan.
Ven sin pintura ni afeites,
derrochando sal y gracia,
que sepan lo que se cría
entre el bancal y las cañas.







PRIMAVERA MOZA.

Quisiera unir tu primavera moza,
en anhelo sutil de eternidades.
con mi escuálido otoño, ya sin ojas.

He escondido mis besos en las rosas,
para que cuando tú huelas alguna,
se lancen como enjambres a tu boca.







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domingo, 3 de abril de 2011

EL MERCADILLO DEL POETA





Poetas en vivo y en directo.

Me paseo en esta mañana, mezcla de calidez, ligero viento, nubes amodorradas que tapan por completo el sol de abril; por el mercadillo artesanal de mi pueblo, El Zacatín, iba en busca de algo bastante mundano, nada poético: unos buenos embutidos de Chato murciano. Pero antes de nada me topo con la más pura y viva lírica, dos jóvenes poetas locales mantienen un puesto dónde a la vez que te escriben un poema por cincuenta céntimos, te venden el libro que han logrado publicar, a un módico precio, y para acompañar un gran vino con denominación de origen Bullas. Pero qué maravilla, pienso. Ahora sí siento que no puedo cantar aquello de ..."malos tiempos para la lírica"... y me gusta percibir que esto es bien recibido por el público, y que la gente necesita expresar y compartir sentimientos. Así pues voy a transcribir dos de estos poemas que han escrito en menos de cinco minutos, mientras los demás mirábamos y les comentábamos; ¡Qué capacidad de abstracción! Pues aquí están casi recién hechos:
Palabra, sólo tú, palabra.
Que te tornas sutil y bella.
Que te tornas dura y doliente.

A veces te persigo, busco
entre tus formas esa belleza
que sólo tú conoces, que sólo
tú me hablas cuando te siento.

Y palabra, palabrita mía,
si tú quisieras convertirte en
poesía, quizás mi alma
quede herida, o se fortalezca
con esa fuerza que tú me das,
poesía. Porque palabra sin sentir
es palabra que se pierde y palabra
sentida yacerá en el folio, eterna,
como un clavo ardiente.

(Antonio Pérez Abril)






A la sabiduría que se muestra
en el rostro y la palabra,
canto las palabra que
alzan al cielo un suspiro
y un silencio.
Así mostró la vida el vuelo
del hombre que canta, ay,
su suspiro de un cielo
ausente.

Y así cabalgó la vida
por el viento y sus días,
como un lejano respirar
que aparece en la memoria.

(Marcos)









te espero en esta penumbra azul.

te espero en esta penumbra azul.
la vuelta de la noche.